En un país donde los jueces se politizan, los periodistas se convierten en jueces y los políticos se dedican al robo, el futuro se ve amenazado.
Para que la sociedad funcione adecuadamente, cada institución debe cumplir su función de manera independiente y ética.
Cuando se rompe este equilibrio, la democracia y el bienestar de los ciudadanos se ven afectados.
Los jueces deben ser imparciales y justos, evitando cualquier influencia política.
Si se involucran en asuntos partidistas, se pierde la confianza en el sistema judicial.
Los periodistas deben informar de forma objetiva y crítica, sin juzgar públicamente como lo harían los jueces.
La manipulación de la información pone en peligro la libertad de prensa.
Los políticos deben gobernar con transparencia y honestidad, buscando el bienestar de todos.
La corrupción socava la confianza ciudadana y daña las instituciones democráticas.