Traducción al castellano del articulo de opinión publicado el 6 de Setiembre 2012 en el Financial Times de David Gardner "El separatismo amenaza el futuro de España"
Rara vez las elecciones regionales canadienses marcan el pulso de la actualidad internacional, pero la victoria de esta semana en el Quebec por parte del Partido independentista Quebequés ha sido seguida de cerca en España, que se enfrenta ahora a un florecimiento de las reivindicaciones de independencia del País Vasco y Cataluña. Estas reivindicaciones, a su vez, están siendo vigiladas cuidadosamente por el Partido Nacional Escocés, comprometido a un referéndum en 2014 sobre la futura relación de Escocia con el Reino Unido.
En ese momento, ya puede estar todo decidido
en España, donde el independentismo ha irrumpido en la agenda
en medio de la peor crisis de la era democrática post-Franco. Junto a la
crisis de la eurozona y el empeoramiento de las finanzas públicas
españolas y la falta de crecimiento económico y empleo,
Madrid parece actuar como un sonámbulo ante una crisis constitucional que
podría llevar a la ruptura de España.
El martes día 11 de Setiembre, los catalanes celebran su
día nacional, la Diada, en un año en que por primera vez el clamor por la
independencia cuenta con el apoyo de más de la mitad de la
población, incluyendo personalidades como Jordi Pujol, líder del partido
nacionalista que dirige el gobierno autónomo catalán, una vez
restablecido, entre 1980 y 2003, y Pep Guardiola, el ex entrenador del FC
Barcelona.
El próximo mes, los vascos acudirán a las
urnas en un momento en que la coalición independentista Bildu se enfrenta de
igual a igual con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), partido
nacionalista tradicionalmente mayoritario. Tras una prohibición de diez años
debido a los vínculos con ETA grupo independentista que
recientemente puso fin a su campaña de violencia de 50 años, la rama
política de el independentismo obtuvo más escaños que el
PNV en las elecciones municipales y generales del año pasado. El
independentismo ha generalizado en un Estado que está siendo
sacudido de arriba abajo.
La descentralización ha sido una piedra
angular de la democracia en España. Pero la autonomía fue concedida a
todas las regiones para descafeinar la restauración de los derechos
históricos de los catalanes y los vascos, pueblos con un profundo sentimiento de
nación, y con una cultura y una lengua propias que la dictadura de Franco
trató de borrar. Para los nacionalistas españoles de derechas,
esta dilución de la indisoluble unidad de España sigue siendo un
anatema. El gobierno de centro-derecha de Mariano Rajoy,
evidentemente, tiene como objetivo utilizar la actual crisis financiera no sólo
para reducir el tamaño del Estado, sino también para re centralizar el mismo.
Utilizando como pretexto la incontinencia
fiscal de varias regiones, Rajoy amenaza de tomar el control de los
gobiernos autonómicos sino cumplen estrictamente unos objetivos
presupuestarios imposibles. Al mismo tiempo, está fortaleciendo las
instituciones provinciales, las diputaciones que, en la mayoría de las áreas, deberían
haber sido sustituidas por el gobierno regional, y, en cambio, se han
convertido en instrumentos para el clientelismo y el partidismo.
La financiación del Gobierno regional, en
definitiva, depende de la discrecionalidad de Madrid, salvo en el caso
vasco. Notable éxito de un sistema híbrido de España, el
cuasi-federalismo.
El País Vasco y el territorio contiguo de Navarra recaudan sus propios impuestos. La deuda y el déficit del Gobierno Vasco son manejables (su calificación de crédito es mejor que la de España), su inversión, desde la enseñanza a I + D, es de alta calidad. Esto es lo que el gobierno catalán ahora dice que quiere.
El País Vasco y el territorio contiguo de Navarra recaudan sus propios impuestos. La deuda y el déficit del Gobierno Vasco son manejables (su calificación de crédito es mejor que la de España), su inversión, desde la enseñanza a I + D, es de alta calidad. Esto es lo que el gobierno catalán ahora dice que quiere.
Actualmente Cataluña transfiere a Madrid hasta
10 veces más que los vascos sobre una base per cápita. Si
Cataluña tuviera un régimen fiscal como el vasco tendría unas finanzas
saneadas como las vascas, en lugar de tener que mendigar ayuda en Madrid
para sus deudas y nóminas para ser rescatada, de hecho, con los que
considera que es su propio dinero.
Los nacionalistas moderados que dirigen el
gobierno catalán se encuentran en un dilema. El gobierno de Rajoy se opone
ideológicamente a la más pequeña extensión del federalismo fiscal. Pero
cualquier gobierno de Madrid necesitará la contribución catalana
para cubrir las necesidades de salud y de pago de pensiones de una
población envejecida. las condiciones asociadas al dinero del rescate de
Madrid, por su parte, conllevan una pérdida de autonomía, al igual
que los rescates de la UE diluyen la soberanía nacional.
Cataluña es, pues, la nueva primera línea en
la batalla eterna de España para acomodar la diversidad plurinacional
de sus pueblos.
La manifestación de la Diada de la próxima semana parece que será masiva y claramente independentista. No sólo los escoceses (o los quebequeses o incluso, los flamencos) pueden observar, sino también los independentistas vascos, que ahora ven la intransigencia del gobierno de Rajoy como un aliado inestimable para su causa.
La manifestación de la Diada de la próxima semana parece que será masiva y claramente independentista. No sólo los escoceses (o los quebequeses o incluso, los flamencos) pueden observar, sino también los independentistas vascos, que ahora ven la intransigencia del gobierno de Rajoy como un aliado inestimable para su causa.
Pero el autogobierno vasco, en general, ha
sido reconocido como un éxito. Los vascos incluso a regañadientes por los
independentistas. Para mantener los catalanes dentro de España,
Madrid debería ofrecerles un trato similar. Esto parece muy poco probable.